domingo, 12 de octubre de 2014

No puedo pedir más, micro cuento

Aquel martes te acordaste de mí, entre un millón de chicas te fijaste en mí, accedí y jugamos hasta morir. Recuerdo tu casa y tu sofá gris, el suelo de mármol calentándose debajo de mi espalda, la blusa arrancada y los botones por el suelo me hicieron preguntarme "¿si de verdad te quiero o es un capricho del destino?" Me desabrochas la falda y la sacas arrastrando con ellas mi tanga, estoy a tu merced y nada nerviosa.
Acaricias mi cuerpo como si fuese porcelana, me dibujas poniendo mis pezones duros y sonriendo de satisfacción. Entre lazas mis muñecas y las pones debajo de mi cabeza, no me dejas tocarte ni arañarte... Levanto mis caderas porque te quiero dentro, me susurras una palabra q odio cuando estoy contigo "paciencia" para meterme un dedo, dos y me miras para buscar mi reacción, con el pulgar acaricias mi clítoris y empiezo a hiperventilar, muerdo mi labio inferior para controlarme mejor y me besas veroz, "sólo te muerdo yo" te oigo y te miro pero no puedo hacer más. Sigues jugando conmigo, disfrutas como un niño y vas hacer q yo disfrute llegando antes de lo q pensaba. Oigo llover y eso me excita más, convulsiono porque no puedo más y me corro. Me levantas del suelo para llevarme a tu habitación, también gris y muchas ventanas dando a la playa. En ningún momento me importa q nos vean, de hecho me excita pensarlo. Debes de pensar lo mismo porque me pones contra la ventana, agarrada a tu cintura noto como me empalas, mi cabeza golpea contra el cristal me duele pero merece la pena el dolor si estas dentro. Me levantas las cadera y me acoplas mejor a tu entre pierna, siento cada sacudida, la siento bien metida... Vuelvo a correrme y me llevas a la cama, a este paso me corro por toda la casa, me pones encima de ti y me dejas cabalgar hasta q te llevo al final, mis pechos te hipnotizan y los aprietas como si te fuesen a relajar, pero no va a pasar, llegas a tu clímax conmigo encima, caigo rendida sobre ti.
Tu corazón acelerado, tu pecho subiendo y bajando y yo sin quitarme de encima porque me gusta q estés dentro de mi. Me das un beso q sabe a gloria, tu lengua dibujan mis labios y creo q me estoy enamorando y no quiero...
Aquella ducha nos sienta genial, hablamos y reímos. Me haces un desayuno alucinante y te pones serio mientras comemos, se q esto se acaba y antes de sentirme rechazada me largo de tu casa. No me llamas, tal vez pesada insisto hasta q comprendo q fui una de tantas...
Pero un día, cuando ya te había olvidado y empezado de cero me llamas y todo vuelve a empezar... Nos necesitamos como una droga y aunque reconoces q sólo querías una noche loca, admites también q estas semanas no has podido vivir...
Me encanta oír llover mientras me abrazas en esa cama q nos amó aquella primera vez...

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