Nunca has querido viajar, nunca me has querido besar fuera de casa, empiezo a pensar q escondías mi alma así como nuestras hazañas en la cama... ¿Sólo te gustaba eso de mí? Porque yo te quise hasta morir; lo pasaré mal pero te quiero olvidar, me cortaré el pelo para verme diferente ante el espejo y olvidar q me has tocado el cabello, me tatuaré el brazo para olvidar q ahí me has tocado...
Y para olvidarte me iré a New York en Navidades...
Bajé del avión con ilusión, busqué mi maleta entre un montón y salí buscando un cartel con mi nombre q encontré al instante, subí al coche q me llevaría hasta el hotel pero no sin antes dar una vuelta por Manhattan y ver lo q había... Los edificios, las luces, la estatua de la libertad o el empire state fueron algunas de las cosas q vi.
De lejos vi al chico más guapo q había visto nunca, fue fugaz pero su altura sobresalía de las demás, moreno y justo cuando nuestras miradas se cruzaron sus ojos me atravesaron. Marrones e inquietantes me vieron pasar para perderme entre el tránsito de la ciudad.
Sus ojos me calaron de verdad y sabía q no lo volvería a ver, pero fantasear es gratis y decidí soñar. Llegué al hotel, no dejé de pensar en él hasta quedarme dormida, cuando desperté era hora de cenar y bajé al bufett del hotel. Allí me lo encontré, no daba crédito y me quedé mirándolo un rato (con la boca abierta, eso sí) vi q hacia el ridículo en medio del salón mientras él ni me miraba ni oía como mi corazón lo llamaba.
Me acerqué donde las ensaladas, seguí cogiendo comida q llevarme a mi boquita, avanzando sin mirarlo ni buscarlo; pero a veces el destino juega contigo y fue nuestra situación con la q se jugó... Los dos para coger la misma lata, como si no hubiesen más, quise soltar la lata pero mi cerebro me jugó una mala pasada haciéndome soltar la bandeja, todo lo q había en ella se esparció por el suelo, quise recogerlo pero su mano me detuvo, me agarró fuerte del brazo, sin dejar de mirarme, hizo q se me helase la sangre y me sacó de allí como si de un incendio se tratase.
Hacia frío, había nevado pero yo ardía tanto q un huevo se habría frito en mi cara o en mi culo, donde hubiera preferido este dios q me arrastra por Manhattan sin hablar nada, sólo miradas y sonrisas furtivas q intensifican mi deseo de hacer locuras y no sacarlo de mi habitación. Follarme y follarlo sería un placer asegurado; aunque no se a donde vamos...
Casi nos niegan subir pero los soborna con un billete de cien, el Empire State en su esplendor para ver New York y sentir su abrazo a mi alrededor.
"My name is Dave, and you?" Le contesto en castellano para q vea q soy española, me sorprende cuando me responde; "Aina, bonito nombre. Desde q te he visto q no he dejado de pensar en ti, me has robado la cabeza y espero q algo más" Su sonrisa me excita y se la devuelvo, se acerca a mi como si fuera a besarme la cara, en su lugar me olfatea y huele mi perfume para a continuación abrazarme, besarme la boca y me dejo llevar... Es la primera vez q voy a disfrutar de un desconocido y de New York el mismo día de mi llegada, merece la pena y dejaré a un lado mis principios para vivir un rato. Lo q pasa en New York se queda en New York.
Estamos solos, no hay nadie con nosotros y nos han dado cuarenta y cinco minutos q muy bien aprovechamos... Follar en el Empire State es una experiencia alucinante, aún más con un hombre tan ideal, sabe donde tocar y como saborear...
De allí nos fuimos paseando y conociéndonos un poco más a nuestro hotel, en su habitación acabé y disfruté, me hizo gozar, temblar y sentirme una mujer de verdad...
En la cama, sofá o contra la ventana, durante la noche hasta por la mañana, reímos a ratos al recordar la incredulidad de la historia, no podíamos despertar porque nuestro sueño era real y queríamos disfrutar...
Tumbados y abrazados hablamos, dice q no me quiere dejar escapar aunque suene ridículo y una locura, pero todo pasa por algo y quiere averiguarlo...
Le beso y me devuelve el beso tocándome un pecho, deslizandose por mi barriga hasta mi sexo, lo acaricia y me hace estremecer, mi clítoris lo recibe y lo anhela aunque no ha dejado de disfrutarlo; sus caricias se vuelven intensas y vuelve a meterme el dedo, estoy húmeda y directamente me mete la polla q vuelve a estar dura por y para mi... ¡Dios q gusto! Como me empala, como sus caderas empujan hasta hacerme gritar... Nunca me había sentido tan viva, tan auténtica y tan realizada...
Me siento libre, Dave me ha dado lo q necesitaba, ¡a mí misma!
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