miércoles, 25 de febrero de 2015

Un nuevo día... #Microcuento

Llueve, llueve mucho y no tengo ganas de ir a trabajar, no me levantaría de la cama con este frío ni por todo lo q me pagan. Suena mi teléfono y es él, me tiene loca, me vuelve muy perra y más me jode no poder hacer nada con él. Tiene una voz tan sexy y sensual por teléfono q me excita sólo con oír mi nombre.
Lo cojo porque deseo escuchar como me dice q no vendrá o todo el trabajo q tengo al llegar, me gusta cagarla de vez en cuando para enfadarlo, no dura ni un día en volver a sonreír, mirarme como si me desease; aunque creo q es lo q quiero y no tengo. 
Me hago la remugona y le contesto con pocas ganas y él me dice q me espera antes de irse a Malta.
Me pongo traje, mi pelo moreno cayendo por mis hombros, labios rojos y cogiendo mi Mazda para llegar y verle antes de q vuele.
Entro en su despacho, me mira de arriba abajo, le gusta cuando voy así vestida, se le nota en la mirada; debo dejar de imaginar y centrarme en la realidad.
Le saludo sonriente, llego tarde pero sé q no va ha gritarme.
Lo miro desafiante, tiene muchas carpetas en la mesa, no es propio de él.
Se levanta y viene hacia mí, tampoco es propio, cierra la puerta y se queda detrás, huelo su perfume, respiro hondo y lo suelto poco a poco.
¡Dios q nerviosa me pone! 
Me gira y me mira, sus ojos me penetran, cuando es su polla la q quiero dentro.
Mi respiración es acelerada, se me nota y  me jode porque no quiero q piense q me tiene loca, q me tiene, pero no quiero q lo sepa. Me coge la cara, con las dos manos, ¡me muero! ¿Me besará?
Me suelta q nos vamos juntos a Malta, mi cara es un poema y no respondo, sólo asiento y cuando recobro el sentido o mis neuronas dejan de saltar eufóricas pregunto por mi ropa.
Me dice q compraremos algo allí, me coge de la mano y nos embarcamos.
Mis nervios aumentan y no sé donde esconderme, llegamos y fuimos al hotel, ya había reservado, contado conmigo.
Cenamos algo rápido y no dejamos de hablar de trabajo. Nos despedimos y entré en mi habitación sin maleta y sin nada q ponerme. Al momento él llama a mi puerta, me trae un pijama suyo, sonrío  y le dejo entrar. Voy al baño a cambiarme y la puerta medio abierta para oírnos si quiere hablar...
El silencio es incómodo, pero morboso.
Salgo y sonríe al ver mis pintas, tengo q estar adorable...
Se acerca a mí, repite la acción de esta mañana y me coge la cara. Desvío la mirada, me da vergüenza q note q lo deseo. Aunque ahora no estoy soñando y veo q algo debe sentir pues sus labios están sobre mí.
Me dejo llevar, acaricio su pelo mientras nuestras lenguas juegan, le quité la americana, la corbata y la camisa. Creía morir cuando lo vi desnudo, en mi cabeza no era tan perfecto, su cuerpo, su tatuaje escondido y ese cuerpo hecho para pecar.
Me desnudó y me folló cobra la pared, no fue suave, más bien intenso, como si lo desease hace tiempo.
Metiró contra el sofá y me abrió las piernas para comerme entera la almeja.
Me corrí, vaya si lo hice.
Me levantó y me llevó a la cama, me puse sobre él y lo cabalgué con locura, mejor q en mis fantasías. Sus manos ardían y acariciaban cada peca de mi desnudo cuerpo. Mordía mis pezones y eso me hacia enloquecer más. Nos corrimos juntos, follamos toda la noche, poco dormimos y lo q lo hicimos fue abrazados. 
A la mañana siguiente éramos de nuevo compañeros, pero por las noches éramos amantes...
Regresamos y todo cambió, lo nuestro, nuestra pasión se quedó en Malta; y cada año cuando regresamos, el destino conspira contra mí porque más lo quiero y menos lo tengo.
Volvemos en primavera y no nos importa si tenemos pareja, cada año follamos y allí nos quedamos. Pero este año será diferente, este año me lo quedaré para mí, aunque tenga q trasladarme a Malta.

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