Hoy quiero hablar, opinar, nunca reseñar sobre el último libro que he leído, hace tiempo que lo leí, pero puede que penséis que no soy objetiva ya que me llevo muy bien con mi amiga de letras María Jeunet.
Bueno, empezaré por el principio, estaba de baja por rotura de ligamentos cuando leí Las Hojas de Julia, me sentí identificada con Julia casi de inmediato y se lo hice saber a su autora, fue así como empezó nuestra amistad.
Tanto fue mi amor por la historia que incluí el título del libro en mi primera novela. Haciendo que la protagonista, Victoria, estuviese leyéndola. A día de hoy recuerdo la historia, aún no he podido conocer a María, pero ambas tenemos ganas e ilusión.
En fin, vamos a lo que vamos, porque María Jeunet publicó a finales de mayo su tercera novela, y yo no podía quedarme sin ella.
Fui a la librería y cuando vi la portada en mis manos sabía que sería otra historia que me enamoraría, pero no fue así; al principio, no.
Empecé a leerla con gran optimismo, con grandes expectativas y poco a poco me vi cerrada en un bucle que ni yo misma me creía, la historia era lenta y no me estaba atrapando.
La dejé en mi mesita de noche, la miraba todas las noches y no me llamaba leerla, un día tenía que ir al fisio y decidí llevármelo, sería la única manera de leerlo.
Para mi sorpresa llegué a ese capítulo dondequiera que esté, no voy a realizar spoiler, tendréis que leerla.
Pero ahí estaba de nuevo la magia de Jeunet, sus letras volvían a cautivarme, enamorarme y Nico también.
La Nota de la Autora a sus queridos lectores es increíble y espero que por muchos años nuestras mentes se unan porque quiero que siga enamorándome.
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