Me puse un chandal y salí a "correr" buena forma de empezar la mañana (son las 11h) vi un grupo de chicos que venían hacía mí, los miré y me miró.
No sabía quién era, ni él quién era yo, pero ahí estábamos los dos, mirándonos.
Los perdí de pista una vez bajé la escalera y vi un una pastelería, entré y compre el pan y un montón de dulce para ver muchas películas de miedo por noche.
Volví a casa, me acomodé en el sofá y ya no salí; para qué hacerlo si ya iba disfrazada todo el año?
Sobre las diez de la noche llamaron a mi puerta, preparé las chucherías y abrí, no había nadie, cerré y volvieron a llamar...
Abrí de nuevo y seguía sin ver a nadie.
Cerré de nuevo y miré por la mirilla un buen rato, ni se encendía la luz ni nadie venía. Suspiré volviendo hacía el comedor cuando llamaron de nuevo, mi corazón latía deprisa y mis nervios a florecían.
No me acerqué, me quedé quieta, casi me daba miedo respirar por sí me oían.
Aporreaban la puerta y muerta de miedo corrí hasta el comedor para coger el móvil cuando lo vi sentado en mí sofá.
Parpadeé varias veces, no podía ser real, pero antes de que reaccionase lo tenía mordiendo mi cuello. Grité de dolor y de placer hasta que el timbre de la puerta me despertó del sueño más espeluznante que había tenido.
Me levanté para dar el "truco o trato" y ahí, en mi casa estaba él con muchos niños, medio disfrazado y observándome en pijama.
Creo que debí convertirme en Heidi, seguro que los colores de cara los tenía.
Después de darles chuches se fueron a otra casa, pero él se acercó a mí y con sólo mirarme me hizo estremecer.
Me dio su tarjeta, su nombre y teléfono, me sonrió y me dijo: llámame.
Se fue con los niños y yo cerré la puerta, desde entonces vivo Halloween aterradoramente enamorada.
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