Las olas balanceándose, acunando nuestros cuerpos, cómplice de nuestros juegos.
Nos hemos quedado solos mientras la gente se iba a comer, nosotros comíamos allí bajo la sombrilla y esa luz que brillaba más que el sol, éramos tú y yo.
No hemos bailado por vergüenza, pero si nos hemos abrazado para que dejase de gritar por no hacer pie cuando nos hemos picado en esa estupida carrera que no has ganado por hacerte el héroe mientras yo bien fingía ser la víctima.
Gracias por este día, por estas risas y por hacerme pensar en tus ojos color avellana.
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